La ciudad del fondo se presenta como una ilusión, un sueño
borroso que nos atrapa en su telaraña y no nos deja movernos. Nos deja
enredados, adormecidos, y nos va consumiendo poco a poco. La ciudad del fondo es
la Habana que amamos. Pero también es la Habana que nos ha mentido una y otra vez,
que nos ha cosido la boca con un hilo muy fino. Es la Habana que nos ha dejado
a la suerte de la supervivencia o de los que llegan. Es la Habana de colores
tristes, de hijos exiliados, de muertos en Angola. En fin, es una ciudad
repleta de desafíos que todos los días nos recuerda con su calor que no somos
seres comunes, sino cubanos.
Ariel
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